
Puede que seas hermosa, pero desvalijaste a los perdedores con tu beso póstumo.
Difícil perdonarte. Los puñales siempre delatan al traidor.
Alguna vez patrullaste mis heridas y no dudé en matarte .
Lo hice una y mil veces. Y no me arrepiento, y seguiré multiplicando la muerte de tu muerte, aunque te adjudiques la mia.
La moneda del escrúpulo fue echada: no hay ganancia ni suerte para nadie.
Volvé al ruído. Soltá este blues que es solo un fantasma.
Volvé a estallar. Los Dráculas de esta voltereta quieren lunas de sangre.
Demasiado tarde para bajar de la cruz.
Difícil perdonarte. Los puñales siempre delatan al traidor.
Alguna vez patrullaste mis heridas y no dudé en matarte .
Lo hice una y mil veces. Y no me arrepiento, y seguiré multiplicando la muerte de tu muerte, aunque te adjudiques la mia.
La moneda del escrúpulo fue echada: no hay ganancia ni suerte para nadie.
Volvé al ruído. Soltá este blues que es solo un fantasma.
Volvé a estallar. Los Dráculas de esta voltereta quieren lunas de sangre.
Demasiado tarde para bajar de la cruz.
Texto: SERGIO L. CIRIGLIANO ( CIRI)
Imágen: FRANCIS PICABIA