
A veces los silencios sucumben debajo de su peso, es cuando el cuerpo, la vida y todo lo que pretende ser tangible o terrenal no alcanza.
La levedad o la caida del ser sintonizan mensajes inevitables.
(Dificil reparar sobre lo inevitable.)
Salen voces de todos los poros del cuerpo. Estamos aturdidos.
La razon pregunta: Sirve ponernos de pie? Probablemente no. Aunque respondemos sin meditar la respuesta, sin desnudar ningún escrúpulo.
Y la vida transcurre.
Y la muerte medita.
Dios en un paraiso de pruebas da el salto mortal con la precision del que se sabe eterno.
Varios demonios se asocian a este juego.
Abajo, cerca de nada, lejos y acostumbrados, observamos sin remedio.
SERGIO L. CIRIGLIANO ( CIRI)